Tras 16 años desde su última incursión en el mundo del cine, Todd Field regresa con bombos y platillos, literalmente, a la silla de director con Tár, una singular cinta nominada al Oscar por mejor película que pregunta, ¿Es posible separar al artista de su obra? descúbrelo junto a nosotros en nuestra reseña de Tár
Cate Blanchett lidera la película con una actuación sublime, interpretando el papel homónimo de Lydia Tár, una famosa música, compositora y directora de orquesta que se encuentra en la cima de su carrera, hasta que sus más oscuros secretos son revelados al público.
Esta review puede contener spoilers, agradecemos a Andes Films por la invitación
¿De qué trata TÁR?
Tár es una película que explora el precio de la fama y la perdida de esta, de lo que estamos dispuestos a hacer para triunfar, y de lo que somos capaces para mantenernos en la cima, sin importar a cuantas personas haya que pisotear o hacer sufrir. Lydia Tár es un personaje complejo, una artista al pie de la letra, cuyo amor por su trabajo es solo rivalizado por su amor a Petra, su hija adoptiva. Este aspecto del personaje hace que simpaticemos con ella, y nos olvidemos de los actos horribles que ha cometido para proteger su carrera.
A través de su gran actuación, Blanchett hace de Tár una mujer carismática y apasionada, aunque también arrogante y desdeñosa, que no teme ser cruel cuando se da la oportunidad. A cualquiera que no vea a su altura intelectual, o que este en desacuerdo con ella, es calificado de “robot”.
Los co protagonistas de la actriz australiana son todos fenomenales, con una sorpresiva aparición del actor ingles Mark Strong interpretando un papel completamente diferente para él, un patético adulador que se lleva una de las escenas más graciosas de la cinta. Nina Hoss, que interpreta a Sharon, la pareja de Tár, da la interpretación más desgarradora de la cinta, como una mujer decepcionada y despechada que se cansa de las mentiras de su pareja.
Lydia Tár y la cancel culture
Hay una escena clave en la cinta, la mejor en mi opinión, que es cuando Tár está dando una clase y se enfrenta a un estudiante con un pensamiento distinto al de ella. El estudiante, auto descrito como “persona de color pangénero”, argumenta que no puede tener interés en aprender de artistas con vidas problemáticas, como J.S. Bach. Tár, que se frustra con la “visión cuadrada” del estudiante, pierde la paciencia y llama a sus estudiantes a, básicamente, hacer la separación entre el artista y su trabajo.
Esa escena ilustra perfectamente la temática de la película, así como la hipocresía de Lydia, al hablar sobre como hay que dejar de lado los aspectos superficiales de un artista y enfocarse en su música.
El momento vuelve para atormentarla más tarde en el filme, cuando un clip fuera de contexto se filtra y los inquisidores de redes sociales piden la cabeza de Tár. Este es el comienzo del fin para ella, sin embargo lo que termina de «cancelarla» son las acusaciones de una colega que se quitó la vida, de la cual Lydia se habría aprovechado y olvidado. Field critica el rol de redes sociales y como estas pueden ser usadas para destruir la vida de una persona en base a evidencia falsa, pasando por alto los hechos verdaderamente repudiables.
El retorno de Todd Field
A pesar de estar más de una década fuera de la silla de director, la dirección de Field es particular e ingeniosa, con tomas largas y movimientos sutiles de cámara, que le dan tiempo de respirar a las escenas más abrumadoras de la cinta. Esto, sin embargo, afecta un poco el ritmo de la película, la cual dura casi tres horas, sobre todo al comienzo, con una escena introductoria algo lenta. La fotografía es hermosa, con locaciones variadas y bien aprovechadas, como las pintorescas calles de berlín o los grandes auditorios donde Tár prepara a su orquesta.
El tono de la cinta es difícil de describir. Es un drama, sí, pero también tiene sus tintes humorísticos, ya sean intencionales o no. El mejor ejemplo de esto es la escena en donde Lydia, al borde de la locura después de perderlo todo, pone a tocarse el acordeón para molestar a sus vecinos, cantando sobre como estos se irán al infierno.
Sin embargo, hay momentos donde parece una película de horror, al ver como lentamente la protagonista va perdiendo la compostura y su sanidad a lo largo del filme.
TÁR: ¿Ganara el Oscar a mejor película?
Todd Field volvió con todo a la pantalla de plata, con una historia atemporal que aborda un fenómeno importante en nuestra sociedad: la cultura de la cancelación. Los artistas problemáticos siempre van a existir, ¿pero es posible separarlos de su arte? ¿es posible disfrutar del cine de Roman Polanski? ¿o disfrutar de los versos de Pablo Neruda? Es una conversación que siempre existirá, donde, sin embargo, no hay respuestas correctas como lo señalamos en nuestra reseña de Tar. Como todo lo que tiene que ver con el mundo del arte, es un tema subjetivo.
Tár es una cinta majestuosa pero impredecible, graciosa pero trágica, con giros de tuerca y cambios tonales que no dejaran indiferente a nadie. En momentos, la película se siente como un mal sueño, al ver la caída en desgracia de la protagonista, quien parte en la cima del mundo, rodeada de aduladores y fanáticos, para al final quedar completamente sola, salvo por su amor hacía la música. Al comienzo del filme.
Tár es una estrella, la gente va a ver sus presentaciones por ella, por su estatus. Pero al final, ella pierde este privilegio, siendo sólo una conductora más, no siendo más la atracción principal. Una muy recomendable tragedia sobre la perdida del poder, sobre todo en vista de su nominación al Oscar por mejor película.
Tár se estrena este 26 de enero, en todos los cines del país.
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