La función de prensa de Moonage Daydream era el martes. En los días previos a este evento yo ya estaba nervioso. Nunca pude ver tocar en vida a David Bowie. Tal vez esta sería la única ocasión en que, gracias al cine, viviría una experiencia algo similar a lo que fue ver la caída de esta estrella en la tierra.
Una pequeña lluvia bañó la ciudad de Santiago aquel día. No obstante, nada me impediría llegar hasta la sala IMAX del Mall Plaza Egaña para ver este documental. Ni siquiera la clase de la universidad a la que tenía que asistir a esa misma hora (que por azares del destino se terminaría cancelando). Tampoco las incipientes protestas que se estaban formando en los andenes del metro desde días previos o la antes mencionada lluvia que aquí en Chile logra paralizar una capital.
Aquella mañana éramos solo yo y David Bowie.
Nadie más.
Y nada más.
Agradecemos a BF Distribution la invitación a ver Moonage Daydream
Al ritmo del disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars que sonaba en mis audífonos, logré llegar a la azotea del Mall. Caminando a paso lento y seguro para no resbalarme con las húmedas baldosas, encontré el Cinépolis donde se desarrollaría la función.
Tras mostrar mi pase de movilidad y dar algunos datos personales, entré a la sala. Me senté justo en el medio de filas y columnas para logra tener la mejor experiencia posible. Mientras la función no empezaba, comencé a revisar mi celular. El problema es que me absorbí demasiado en dicha maquina digital. Por lo que cuando empezaron los comerciales previos, llegué a dar un salto del susto que me provocó el fuerte sonido.
De inmediato, unas lisérgicas imágenes de vivos colores cruzaron la pantalla. Planetas, estrellas y constelaciones aparecían sin cesar frente a mi. Todos esos cuerpos estelares se transformaron en grupos de seguidores que ansiaban ver a un artista. Fanáticos como yo y como los críticos snobs que había alrededor de mi. Todos esperábamos la aparición de un solo ser.
Hasta que al fin dio comienzo. David Bowie estaba en escena.
La película había empezado.
Sinopsis
Moonage Daydream es un documental escrito y dirigido Brett Morgen, quien es conocido por Cobain: Montage of Heck. La película es un repaso de la carrera artística de David Bowie, centrado por sobre todo en la etapa con su alter ego, Ziggy Stardust. Sin embargo, también muestra las otras caras del cantante, como sus facetas de actor, performer, pintor, escultor, guionista y escritor.
A pesar de lo anterior, el filme igualmente intercala imágenes de los últimos años de carrera de Bowie. De modo que se genera un contraste entre ese hombre de las estrellas maquillado de manera extravagante con un señor de más de 60 años que ya muestra en sus ojos la sabiduría de su edad.
La experiencia
Los mejores éxitos de David Bowie no solo hicieron vibrar la sala de cine. Hicieron vibrar mi corazón. Mis piernas se movían con voluntad propia al ritmo de la música y más de una vez me pillé cantando sin darme cuenta. Con un poco de vergüenza miré a las personas que había alrededor para ver si me observaban raro debido a mi emoción. Pero no. Todos estábamos igual de extasiados.
Heroes, Starman, Let’s Dance, Blackstar, Rock ‘n’ Roll Suicide y muchas otras canciones sonaban en este obra. Pero no solo es música lo que muestra este documental.
La bisexualidad del artista es un tema importante dentro de este filme. Esta se manifiesta en su forma de vestir, de actuar, de maquillarse y este conjunto de actitudes genera diversas opiniones en las personas de ese entonces. David Bowie es abordado casi como una figura contracultural. Como alguien multifacético que rompía con la normalidad del mundo.
Por lo mismo, las imágenes se intercalaban en la pantalla del cine. A veces podía ver a Bowie tocando frente a miles de personas en un concierto. Otras veces estaba solo en una habitación de hotel creando arte o simplemente reflexionando. Nada de esto en orden cronológico y con transiciones tan esquizofrénicas que me hacían sentirme agobiado. Por lo mismo, tal vez en momentos me sentía un poco enredado y no tenía claro todo lo que veía. Hasta que entendí que esto era nada más que un reflejo del mismo Bowie.
¿Cómo habrá sido la mente de un artista que quería hacerlo todo?
Probablemente caótica como muchos sistemas en el universo. Desvariando a cada minuto sobre múltiples cosas a la vez. Pero esto mismo es algo que, a pesar de que suene raro, nos hace identificarnos con Bowie. Tal vez todos tenemos una mente caótica. Por muchos pasajes del documental, no pude evitar pensar que, como en las distintas facetas musicales de este hombre de las estrellas, dentro de mi propia vida utilizo diversas mascaras para situaciones distintas. Y no creo ser la única persona en el mundo que lo hace.
Tal vez, como el artista que es, Bowie solo quiso representar lo polifacético que es el ser humano a lo largo de su vida. Y por esta razón, el documental muestra al artista de esta forma, cumpliendo su objetivo más que a cabalidad.
Después de 2 horas y 15 minutos la cinta finalizó. Me levanté de mi asiento un poco triste por tener que despedirme de David Bowie sabiendo que jamás lo veré en la realidad (probablemente él ahora desarrolla su vida en Marte). Pero feliz por haber presenciado una de las mejores experiencias cinematográficas que he tenido.
Cuando salí del cine, las gotas de lluvia seguían cayendo del cielo. Pero eso ya no me impresionaba. Si hubiera sido una estrella la que caía tal vez sí hubiera llamado mi atención. Pero ninguna estrella es, fue y será tan extraordinaria como la que había visto minutos atrás.