8 años de espera, muchos retrasos, re filmaciones, cameos fallidos, esperanza por parte de los fans y por fin está aquí una nueva entrega de una de las franquicias más importantes de la ciencia ficción, pero definitivamente los resultados no están a la altura.
Lo que debió haber sido una oda al pasado con miras al futuro es una cinta desordenada, con giros innecesarios, acción simplona y que se traslada a un suburbio pequeño de los Estados Unidos en vez de un escenario más interesante como las 3 entregas anteriores (Jungla, Gran Ciudad, Planeta de Caza), cometiendo el mismo error de Alien Versus Predator: Requiem. Tal vez una zona de guerra? el desierto? pero definitivamente tanto el escenario como el relleno que vemos en pantalla donde incluso vemos a personajes hablando de sus sentimientos (no es broma) quita tiempo en pantalla de batallas decentes.
Su protagonista, Quinn McKenna (Boyd Holbrook, Narcos, Logan) lidera en una misión de venganza a un grupo de soldados convictos (que no tienen ninguna razón aparente para seguirlo más que sus problemas mentales y gusto por la violencia) totalmente olvidables a excepción del Gran Thomas Jane (Punisher) que solo por su pedigree actoral adquiere alguna relevancia. Se les suma la Dra. Casey Bracket (Olivia Munn, X-Men Apocalypse), que además de su belleza natural no aporta mucha coherencia a la historia ni a su seriedad. La guinda de la torta llega en forma de Rory McKenna, el hijo del protagonista que parece tener capacidades diferentes, pero resulta ser superdotado y capaz de solucionar todos los problemas de la película…. Innecesario, burdo, forzado, jamás un niño ha sido buena señal en este tipo de películas (a excepción de Newt en Aliens).
The Predator es sin duda, una oda a la nostalgia; se menciona tanto el clásico de 1987 como su secuela e incluso sale un guiño a Alien vs Predator. Pero esto más que un acierto es un pecado aún más grave, dado como se desaprovecha esta tremenda oportunidad con alusiones forzados y la aparición totalmente pasajera y criminalmente desaprovechada de Jake Busey como el científico hijo de Peter Keyes (Gary Busey, padre de Jake) en una referencia que prometía mucho para los fans de la saga pero que se desinfló terriblemente.
Podemos ver 2 tipos de Predator, un fugitivo que trae un regalo para la humanidad que se devela al final de la película y que se despacha unos cuantos soldados en la primera película, el cual está caracterizado por un actor como ha sido la tendencia de las últimas películas. Además, tenemos al Super Predator que en mi opinión comente un pecado imperdonable al ser creado con efectos digitales y quien da caza al Predator Renegado y termina enfrentándose a McKenna y su grupo.
Como fan acérrimo de la franquicia, veo esta entrega con pena y dolor porque la esperé por mucho tiempo y le tenía mucha fé, para ver como desaprovecharon tremenda oportunidad con hoyos argumentales sin sentido, acción simplona, personajes olvidables y poco tiempo en pantalla y presencia de los Predator. Para no entrar en detalles, sale un perro de caza Predator que quiere matar a los humanos y de un balazo lo lobotomizan y protege al personaje de Olivia Munn… esta película está llena de argumentos innecesarios como ese y eso pesa, porque debería ser una película donde uno sienta en todo momento a los humanos en peligro, acechados por una fuerza imparable y sin sentimientos más que la emoción de la caza y esto acá no pasa, y si eso no pasa pues no es una película de Predator.
Sabio el buen Arnold que no quiso meterse en este enredo. Insensato Shane Black, el director, que actuó en la primera e hizo oídos sordos de las lecciones de las anteriores, las buenas y las malas.
(Sad) Excelsior!!!!!