“Es miedo, Jack. El hombre trata con una gran cantidad de miedo.
¿Por qué esta herido?
No, no del todo. El miedo viene con la imaginación, es un castigo, es el precio de la imaginación”
Thomas Harris, El Dragón Rojo
Dentro del mundo artístico existen muchas figuras que infundan terror, tanto física como psicológicamente, mi caso con el personaje de Hannibal Lecter es una disección del lado oscuro de la mente humana, el personaje es conocido por la brillante interpretación de Anthony Hopkins en varias películas, la cual le valió un oscar.
Un poco de ambiente nunca mata.
Entrar en la historia del personaje es un denso juego mental, Hannibal brilla por su misterio, el enigma, sus actos y su gusto culinario. Es un personaje altamente impredecible, se considera a sí mismo un dios, es capaz de jugar con cualquiera, todos estos factores crean un ambiente con el personaje sea cual sea la encarnación, el infunde miedo con frialdad y un análisis único de la gente. Dragón Rojo es el primer libro donde aparece, el punto de partida donde vemos a un Lecter encerrado, supervisando a sus 2 alumnos, Will Graham el hombre que fue capaz de atraparlo, luchando contra sus impulsos después de asimilar los pensamientos de diferentes asesinos, y Francis Dolarhyde el Dragón rojo, un hombre siendo consumido por la pintura de William Blake. Ambos personajes complejos que luchan contra ellos mismos.
A gusto personal como un gran punto de partida, recomiendo comenzar con la serie, Mads Mikkelsen como Lecter logra perturbarte de maneras únicas, en especial porque vemos la transición de Hannibal desde la libertad hasta ser atrapado, comenzando como un juego del gato y el ratón, manipulando a Graham, ayudándolo, transformándolo. El desarrollo de cada uno de los personajes es un viaje aplastante lleno de presiones, el protagonista es contaminado por la asimilación hacia asesinos, tiene alucinaciones, paranoias, Lecter lo sabe, tú también, pero no sabes cómo terminara todo. La propia llegada de Dolarhyde es una interpretación maestral por Richard Armitage, logra crear una dualidad que aterroriza a cualquiera de una manera única, tal vez, la única vez que esta serie me decepciono fue en no explorar el pasado del Dragon Rojo, aunque lo compenso con una profundidad en la relación que lleva con Reba McClane. La trama también se encarga de hacer algo que ni el propio creador del personaje pudo lograr en su fallida Hannibal Rising, explica al personaje de Lecter una forma criptica, su tragedia se vuelve un gatillante pero sigue manteniendo el misterio detrás y da más vida al mito, muestra el trauma pero las secuelas están repartidas durante densos diálogos en el obscuro despacho del Dr. Cabe recalcar que la historia en un inicio se mueve por la caracterización antes que los hechos u la investigación policiaca, Will evoluciona junto al espectador, logra ver al destripador, lo conoce y tal vez este proceso sea demasiado para un ser de pura empatía.
Desde escenas de cocina con carne de dudosa procedencia, alucinaciones, referencias a sus sucesoras, peso a cada personaje en algún momento determinado, desde el más insignificante hasta el más importante, todos tienen algo que decir o hacer, nadie está a salvo del destripador de Chesapeake.
Coronando toda la cocción en la producción se cuenta con un apartado técnico de calidad increíble, probablemente sea la serie televisiva más bella, cuenta con simbolismos en varias escenas, dando una visual artística, la oficina de Lecter es oscura a mas no poder, las alucinaciones son tremendamente originales, juegan con la percepción del espectador, el cuidado de las comidas, varios interiores, etc. Técnicamente es un gran acierto, se vuelve una parte fundamental dentro de la serie y la realidad de los personajes.
Mi extraña oda a la historia de un asesino ficticio nace desde las películas, pero rompe su crisálida al tocar la serie, el peso que crea en el espectador es algo que nunca había experimentado, la música clásica con ver la frialdad de Lecter, capaz de agradarte y desagradarte al mismo tiempo, te hunde un mar de brea para contaminar tu mente tanto como la de cualquiera que se acerque demasiado al caníbal.
No te confundas no es un odio a las películas, de las 5 relacionadas al personaje, la mayoría se encarga de tratar a su manera diferentes etapas, exceptuando Rising, que es la peor. Estas nos muestran desde la primera adaptación con Brian Cox encarnando a un breve pero potente Lecter que deja marcado a un Graham incapaz de mantenerse un largo tiempo en la boca del caníbal, hasta el icónico Anthony Hopkins jugando con Clarice Starling como su cordero, mientras esta se mantiene en la caza de Buffalo Bill. Cada visión tiene su propio elemento que merece admiración.
Cosa que también se puede hablar de cada uno de los Graham que existen en esta peculiar saga, desde un frio William Petersen, Edward Norton quien le dio un alma al personaje y Hugh Dancy quien toma lo mejor de cada uno, le da un toque más sofisticado e inocente, el cual va teniendo un cambio desde su primera sangre derramada, sin contar a la contraparte literaria que llega a ser una mezcla de todos pero más sucio. Es la representación de la constante lucha contra los más obscuros deseos, las más letales pasiones, el propio personaje advierte que todos han pensado en matar alguna vez en su vida.
Una lástima es su cancelación, puede que la cantidad de sangre y falsos cadáveres asustara a la audiencia o que la calidad de Brian Fuller sea precedida por una lucha para introducir “El silencio de los corderos” en la soñada cuarta temporada. Sin duda dejo un legado perturbadoramente delicioso, lleno de simbolismos y una historia que se moldea junto al personaje, no tanto en hechos sino en la relación que se genera entre Graham y Lecter, una igual que la pieza de Bach arriba, quedo inconclusa, pero, de una manera hermosa que se complementa de manera casi automática en la visión del espectador y espero algún día esa visión se haga realidad.